Sin embargo, con un vistazo a lo que nos han traído los ingleses en los últimos años, encontramos este nuevo "patrón" que se desmarca de la relativa modestia presupuestaria de series recientes como Extras, The IT crowd o Coupling: nuevas megaproducciones como Merlin o la arriesgada adaptación de las novelas de Henning Makell -sobre el inspector sueco Kurt Wallander- ponen toda la carne en el asador para una ambientación soberbia y una realización de lujo. Y todo esto dentro del terreno de la todopoderosa BBC, el canal generalista por antonomasia del Reino Unido.
En esta ocasión, sin embargo, hablamos del Canal 4, que ha tenido una de las ideas más bizarras y originales que pudieramos imaginar para hacer cómplice a la televisión del revival "zombie" que tiene lugar desde las solventes e imaginativas películas "Amanecer de los muertos" -el remake de Zack Snyder- y "28 días después", de Danny Boyle (ganador del oscar a mejor director por Slumdog Millionaire). Dead Set nos sitúa en las entrañas del Gran Hermano británico: regidores desencantados, soberbios y cínicos; una presentadora hiperactiva (antes y después de la transformación); y, por supuesto, un abigarrado grupo de homínidos frívolos y narcisistas. Este panorama, descrito con dinamismo y sin ambagajes al comienzo del piloto doble, parece ser de los pocos lugares que se mantienen ajenos a la plaga de muertos vivientes que, paulatinamente, esta asolando el planeta. Para muestra, un botón:
El planteamiento, de por si novedoso, está tiznado de un cóctel de referencias e ideas que le dan forma y contenido, creando un espectáculo genuino. Su atmósfera viscosa, abstrusa e inquietante bebe de las cintas de George A. Romero, padre del género tal y como lo conocemos. Sin embargo, su terror se enmarca en los revival antes mencionados: la steadycam frenética, un montaje nervioso, la predilección del objetivo por sostener imágenes de una violencia tosca, sanguinolenta y directa. El acento inglés más notorio se encuentra, precisamente, en el tipo de gore, puntual en los primeros capítulos y sobresaturado en la conclusión (una decisión estilística autoral y arriesgada, que quizás le hace perder la sutileza). Todo esto sazonado con crítica de sal gruesa a la fama de fast food del big brother, lo que marca la diferencia en Dead Set con respecto a su ascendencia cinematográfica y le da ese punto excéntrico. Sin embargo, el elemento más polémico (y posmoderno) es la utilización del nuevo concepto de zombie.
Cuando hablamos de "nuevo concepto", nos referimos a la redefinición del zombie cinematográfico nortemericano clásico, esbozado en las películas de Romero, y que serviría de referencia desde entonces, y durante 30 años, hasta los films de Boyle y Snyder. Este zombie es de sobra conocido: un muerto viviente privado de capacidad racional y rebajado a instintos primarios que le llevan a una avidez incontrolada por carne humana fresca. El contacto de su mordedura con cualquier tipo de seres vivos -se han visto perros y plantas zombies- es la causa principal de infección. Por lo general, estas criaturas, por su condición de muertos, son seres extremadamente lentos y torpes, pero su peligro radica en que suelen aparecer en forma de plaga masiva e inexorable, difícilmente reductible. Ahora bien, el nuevo zombie, relacionado, obviamente, con una relectura concebida en pos de un mayor espectáculo, mantiene su irracionalidad y su peligrosidad viral, pero ya no está condicionado por sus taras físicas y por la muerte cerebral. El nuevo zombie corre tras su presa, y está poseído por una ira incontrolable.