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lunes, 25 de mayo de 2009
[Season Finales 5] 24: el thriller trillado
martes, 19 de mayo de 2009
[Season Finales 4] Comedias que aún hacen reir
Actualmente, la apuesta más consolidada de la NBC y una garantía comercial, hasta el punto de que la cadena mareó la perdiz con la posibilidad de un Spin-off que finalmente fue una serie propia (Parks and Recreation, auténtico autoplagio).
LA ESCENA
Un monólogo para la Historia: "¿Cual sería mi crimen perfecto? Me cuelo en Tiffany´s a medianoche. ¿Voy a por las joyas? No. Voy a por la lámpara de araña, su valor es incalculable. Una chica me descubre: me dice que me detenga, que es el negocio de su padre. Ella es Tiffany. Yo le digo que no. Hacemos el amor toda la noche. Por la mañana llegan los policías y yo escapo usando uno de sus uniformes. Quedé con ella en reunirnos en México... pero voy a Canadá. No confío en ella. Además, me gusta el frío. 30 años después recibo una postal. Tengo un hijo y es el jefe de policía. Aquí es donde la historia se pone interesante... Contacto con Tifanny y le digo que se reúna conmigo en París, en el Trocadero. Ella me ha estado esperando todo ese tiempo, no ha conocido otro amor. No me importa, ni aparezco. Me voy a Berlin, ahí es donde dejé escondida la lámpara de araña. "
¡¡LA ESCENA!! (uno de los grandes gags del año)
The big bang theory
lunes, 18 de mayo de 2009
[Season Finales 3] House, a estas alturas
Pero la pendencia entre el pedigrí de las tramas de House contrapuestas al agotamiento de su fórmula procedimental queda decidida por esos dos o tres capítulos por temporada en los que sus recursos se ponen al servicio de la experimentación argumental y la dirección artesanal (especialmente destacables son las colaboraciones de Campanella), que siguen ofreciendo, de forma autocombustible, algunas de las mejores horas de televisión del año. Si, es cierto que algunos huelen a Emmy, como 5x19 "Locked in", en el que la mitad del capítulo está narrado desde la impotente perspectiva de un paciente que sufre un daño cerebral que le inhabilita a comunicarse con otras personas. Pero esta 5ª temporada nos ha regalado 5x04 "Birthmarks", dónde Wilson secuestra a House para acudir al funeral del padre de éste, y el viaje nos revelará como estos amigos se conocieron (episodio que es hermano argumental de 3x07 "Son of Coma Guy", también al estilo road-movie, que nos ofrecía otra revelación: por qué House decidió hacerse médico).
También son destacables 5x09 Last Resort (o cómo House de rehén es más peligroso que su propio secuestrador), 5x15 "Unfaithful" (o House VS God 3) y la trilogía de capítulos que cierran la temporada, directamente relacionados con el trauma que produce en House la desaparición de un personaje y que provocan la personalización de su subconsciente en la confusa y provocadora imagen de Amber, cuando en realidad, el telón de fondo vuelve a ser la dependencia de la vicodina.
Las moralejas en House son contradictorias, variadas y siempre abiertas; y la carencia de entidad emocional en sus personajes no contradice su capacidad para poner sobre la mesa auténticos dilemas para el espectador. A estas alturas, las frases célebres por capítulo en House son mucho más difíciles de encontrar y la amenaza de cambios ya no sorprende. Sin embargo, su rutina mantiene el entretenimiento, la calidad y el atrevimiento de algunos planteamientos y sigue siendo plataforma para algunos de los momentos más interesantes de la temporada televisiva; mérito, entre otros, de un siempre inspirado David Shore. Si ha saltado el tiburón, desde luego es la serie que mejor lo disimula.
domingo, 17 de mayo de 2009
[Season Finales 2] Fringe: el monstruo de la semana (por J.J. Abrams)
El ínclito J.J. es, a día de hoy, un exponente claro de talento eficiente para el cine comercial inteligente. Como director y productor, entiende el lenguaje del espectáculo (fue guionista de Armagueddon), pero su formación televisiva le ha hecho lidiar con recursos más limitados, haciéndole experto en capítulos piloto sólidos, de gran factura y siempre interesantes. Como productor y guionista, ha sabido crear un estilo propio, para el cual se ha rodeado -como Whedon- de algunos impagables profesionales que enriquecen sus ideas. Stephen Williams o Jack Bender, por ejemplo, son algunos de sus directores habituales, mientras que los maravillosos violines de Michael Giachinno dotan de trascendencia sus secuencias. A Abrams se le presupone cabecilla de cada magistral giro de guión en sus producciones, pero lo cierto es que él apenas es responsable (y ese mérito es crucial) de enseñar los primeros pasos a sus criaturas. Desde su participación estrecha en los capítulos clave de Alias, hasta la intachable dirección del piloto de Lost, J.J. se ha ido alejando progresivamente de la TV, al mismo ritmo que los grandes estudios de Hollywood llamaban a sus puertas.
Pero mientras tanto, y desde cierta distancia, Abrams continúa con su intención de revivir todos los géneros que en el pasado funcionaban. Olvidando Felicity -un drama adolescente bastante sólido, que hoy en día sería un auténtico oasis de levedad, falta de efectismo y un razonable encanto carente de tópicos-, la excelente Alias revivió las series de espías a lo Misión Imposible con una factura fantástica, sensibilidad, nervio, y un enrevesadísimo argumento en perpetua mutación; un ensayo sobre lo que después sería Lost (revisión comiquera, filosófica y comercial de El prisionero). En efecto, ambas series comparten la estructura mitológica: Alias ostenta drama, acción y algo de terror finalmente amalgamado con dosis progresivas de ciencia ficción; preguntas asombrosas de respuestas dilatadas (y, por lo general, mucho menos interesantes); personajes moralmente ambiguos y revelaciones asombrosas... Y, por supuesto, un dominio de la serialización como nunca se había visto antes, con el uso indiscriminado, inteligente e incluso doctrinal del cliffhanger. Todo lo que Alias tenía de bueno, lo heredó Lost, llevado al límite.
Ahora bien, igual que los remakes cinematográficos, que reducen a marchas forzadas la diferencia cronológica con las películas que adaptan, el "hype" de Fringe viene a devolvernos el Expediente X de los 90. Y, en una suerte de retoño humano-cylon (como dijo Antonio Trashorras en la crítica más apasionante, surrealista y pedante que he leído nunca de una película), la serie viene a reinventar, pero también a quemar, en una sóla temporada, todo lo que Expediente X fue en 10 temporadas, aunque, esta vez, de forma pretendidamente incombustible.
Fringe, todo el mundo lo sabe, nacía con la intención de devolvernos las series episódicas de los 80 y los 90. No tan procedimentales (estilo CSI) como autoconlusivas, algo así como el "monstruo de la semana". Aunque la idea era loable, la serie no terminó de convencer en su primera hornada de capítulos. Si bien el elenco era correcto, y los casos interesantes, había algo que no terminaba de despegar. Hasta que el toque Abrams, que siempre había estado latente, empezó a extenderse. La mitologia comenzó a desplegarse: los pérfidos y esquivos enemigos (Massive Dynamic), la interacción con el espectador (The observer, un misterioso personaje al que se puede buscar en todos los capítulos, cual Wally, entre los pliegues de cada plano), la conspiración (El patrón), el misterio de su protagonista -Olivia Dunham (Anna Torv)- cuyo destino está marcado por sus poderes (ya visto en Alias)... pero, sobretodo, el magnífico, fresco e inspirado Walter Bishop, interpretado por John Noble, un científico excéntrico, pseudo-amnésico y absolutamente ajeno a las convenciones sociales, cuyos horrores cometidos en el pasado son la base para su expiación. Conviene cogerle cariño pronto, para disfrutar de la acidez de sus inconveniencias desde el principio, superado el escepticismo inicial al recordar que Noble interpretó al insoportable Rey Denethor en El Señor de los Anillos.
Cada semana, de la mano de Walter y su equipo, el espectador se enfrenta al entreteniminto de los accidentes abstrusos y peligrosos que pueblan las tramas, mientras el rompecabezas de la mitología va agregando piezas, siempre apegado a la complicidad de un receptor activo llamado a ver más allá de lo que parece. Seguramente, el puzzle vaya creciendo subrepticiamente mientras la falsa sensación de completitud engancha a la audiencia. Pero ahí está la genialidad de los narradores bajo la sombra de Abrams. Tras el final de temporada los responsables pueden enorgullecerse de haber dado forma al conjunto y abrir un giro "post- post-11S" más que interesante, zambulléndose en las aguas de la ciencia ficción inteligente y espectacular que escarcea con el abismo del thriller fantástico.
[Season Finales 1] Dollhouse: compleja, fallida, notable y renovada
Una de las series más esperadas de la midseason del 2009, sino la más esperada, ha concluído por fin. Desde muchos, muchos meses antes de su estreno, había todo un fandom de Joss Whedon -su creador- apuntando las neblinas de su camino: un planteamiento innacesible, una cadena intransigente y un reparto descompensado. El resultado ha sido agridulce: se puede hablar de serie fallida en términos dramáticos, pero -ante la sorpresa general- la malvada y chapucera cadena FOX ha sorprendido a propios y extraños otorgándole una segunda temporada que todos deseábamos, conscientes -honestamente- de que no se la había ganado, ni en audiencia ni en calidad. ¿Qué ha ocurrido con Dollhouse?