miércoles, 24 de junio de 2009

Fiesta del cine: reflexiones cinéfilas


La Fiesta del Cine ha sido una maravilla, pese a que ni dios ha acudido a las salas. Nos quejamos mucho de los precios de las entradas, pero este vacío cuando las regalan sólo huele a hipocresía. Aunque, siendo justos, organizar la fiesta un lunes y martes de San Juan (nadie tiene excusa el domingo) va un poco a contracorriente.

Aún así, yo por mi parte he desaprovechado la coyuntura para ver los siguientes films que comento en pocas palabras:

Los mundos de Coraline (7 menores en la sala al principio de la proyección; cuatro al final). Con una animación magnífica (ha ganado poca fluidez respecto a Pesadilla antes de Navidad, pero sigue siendo impresionante más de diez años después) esta pequeñísima historia sobre la lucha entre una niña y su desbordante imaginación como vía de escape a la monotonía de su nueva vida tiene sus mejores bazas en la impresionante labor artística del conjunto, en su música, y en la oscuridad de su historia y de su estética. No es una comedia. Es una película de terror para niños. Sí, gracias a Tim Burton y al director de Coraline, desde Pesadilla antes de Navidad (muchísimo menos ácida, oscura y terrorífica que ésta) los niños tienen una alternativa en esta obra con olor artesanal, imaginativa y dramática, y no una obligación de derretir su masa cerebral con la película estándar de animalitos con voces de famosos. Ahora... Otra cosa es que los niños quieran esa alternativa. Los de la sala a la que asistí parecían buscar la risa a la que estaban acostumbrados, embotados e incapaces de disfrutar del descenso a los infiernos de la protagonista, sumida en una mentira que la devora y que hace que la realidad verdadera, difícil y aburrida, empañada por la infelicidad cotidiana, termine siendo aceptable.

¿Hacemos una porno? (4 personas en la sala, entre ellas un niño de unos 7 años y una madre manifiestamente incómoda pero que no hizo nada una vez empezado el festival de chistes sexuales que se suceden sin descanso en la película) Kevin Smith con el piloto automático puesto está perdiendo la oportunidad de reivindicarse como el verdadero artífice de la "Nueva Comedia Americana" atribuida mayoritariamente a Apatow. Lo cierto es que este nuevo "movimiento" bebe de lo que descubrimos en Clerks y, sobretodo, en Persiguiendo a Amy: las comedias románticas para chicos. Más escatología que el de chicas, pero también una reflexión más honda bajo los trazos gruesos de sus chistes, normalmente sobre el patetismo de sus protagonistas, y un estudio soterrado de los mecanismos psicosociales del hombre de nuestra generación, el más inmaduro y perdido que se recuerda en un mundo reconocible, poblado por una sociedad abigarrada, frívola y desubicada. Smith se aleja a zancadas de la colosal -no por ello menos autoconsciente- patochada de Jay y Bob el Silencioso Contraatacan, pero corre en una dirección muy distinta a la de sus grandes films, y cada vez parece más irrecuperable. Las gracias han perdido frescura y los personajes ya no verbalizan verdades, sino chistes baratos. Aún así... Hay pocas oportunidades para reirse tanto en el cine.


"Millenium 1: Los hombres que no amaban a las mujeres" (sala prácticamente llena, ¿quién dijo que en España no se lee -bestsellers-). Hablar de momento dulce en el cine sueco por el arrollador éxito de la película de culto "Déjame entrar" y el comercial de esta adaptación de Stieg Larsson es decir un tópico. Pero bien es cierto que el cine sueco se mueve en presupuestos moderados, y Millenium bien podría ser una adaptación norteamericana (me desdeciré cuando hagan el más que plausible remake) tanto en su factura como en su falta de ambición artística, al servicio de la traducción lo más literal posible. ¡Qué viejo es este debate! Al recortar un libro para encajarlo en un largometraje se plantea un dilema: hay cosas que se suprimen porque "no funcionan" en la gran pantalla. Pero otras, simplemente, se quitan por accesorias. Esto dice mucho de la novela de Larsson. ¿Cuántas aristas de algunos tramos de la narración podían haberse pulido? ¿Cuántos diálogos haberse reducido? ¿Qué informaciones eran innecesarias para el conjunto? Esta película nos descubre unas cuantas, mientras que las partes más morbosas cuentan con una reproducción fiel. En resumen: la adaptación es buena teniendo en cuenta que el material es poco cinematográfico (algo más que las novelas del sueco Henning Mankell, desde luego, pero aún así) y que, a diferencia de Déjame Entrar, aquí el interés de ser fieles a la obra y a su vasta audiencia era imperativo económico.


"Terminator Salvation" (sala a medias...habrá Terminator 5). Guau, McG. Este acólito de Michael Bay (menos enamorado de los soldados norteamericanos pero amante por igual de la acción descerebrada) ha trabajado en una buena historia para regenerar la saga, sin cumplir del todo con el espectáculo, algo sobresaturado y falto de carisma. Sam Worrington es una bestia parda y su personaje, apenas esbozado con los jirones de algunos tópicos del viejo western, es lo más interesante de la película, además de la anecdótica aparición de Chuache en digital. Mucha cámara en mano, explosiones y planos secuencia molones, pero un desarrollo de personajes más lánguido que su protagonista, un Christian Bale reducido a comparsa. El resultado, por otro lado, le da cien mil quinientas patadas a la descafeinadísima Terminator 3. Los fans se llevan las manos a la cabeza y sacan a relucir la maestría de James Cameron... mientras que éste se encoge de hombros y cuenta billetes completamente indiferente.