viernes, 3 de julio de 2009

Prometedora Cáprica: belleza y maestría en un arranque memorable


Cuando Battlestar Galáctica terminó su recorrido de 4 temporadas Ronal D. Moore se aseguró de que la conclusión final abarcase no sólo las tramas y conflictos de los personajes, sino también a los espectadores y a toda la Humanidad. El punto final de la serie redibujaba la narración como una vibrante, profunda, y meditada fábula que delimita la manida relación entre hombres y máquinas como una estructura cíclica. Todo esto ha pasado ya y volverá a pasar. Pero lo interesante, vienen a decirnos, es el camino. Y como diría Jacob (el enigmático personaje de Lost, serie que no tardó en apropiarse la mencionada máxima para su mitología): sólo acaba una vez, pero cualquier cosa que suceda antes de eso es un avance.

Creo no ser el único que afrontó con inmenso escepticismo, vagancia y desinterés -aunque no sin cierta intriga- el desarrollo de Cáprica, un spin-off que sonaba tan útil como la expansión para PC de Cien años de soledad. Quizá era cuestión de darle un tiempo, y así se lo recomiendo a quienes vayan agotando los capítulos que queden en la recámara del final de BSG... porque Cáprica es algo nuevo, con posibilidades, incluso -y creo ser el único en todo el universo blogger a nivel mundial que se atreve a decir esto- mejor que su predecesora. Más filosófica, más pulida, más orquestada (no es ningún secreto que el final de Galáctica fue una milagrosa improvisación para tapar agujeros).

Por partes. Cáprica es un spin off, pero no es Fraiser. A diferencia de la genial comedia heredera de Cheers, Cáprica es una precuela independiente en su forma de Galáctica pero no en su alma, y así está concebida, tal y como George Lucas planeó los Episodios I, II y III de Star Wars: sí, hay cierta pretensión de reorganización cronológica, pero sin los segundos no habría los primeros. Y aquí se acaba la metáfora porque ningún Jar Jar Binks planea por Cáprica. Sólo maestría narrativa.

No existe en mi imaginación lluvia de ideas que posibilite la grandeza con la que Moore ha esbozado los 58 años previos al telefilm que dio origen a Galáctica. En un mundo en decadencia, fusión entre el nuestro, su probable futuro y algunos elementos de la Antigua Roma (que volverían locos a mi profesor de Relaciones Internacionales) comienza un proceso que nuestros instintos cinéfilos intuyen catastrófico: la creación de vida artificial inteligente. Robótica. La situación política muestra un levantamiento en la población de una minoría fanática monoteísta frente a un Estado politeísta. Además, se nos muestra la tragedia de dos familias: la de un científico pudiente y la de un mafioso descendiente de una raza trabajadora vejada socialmente, apellidada Adama. Los fans de Galáctica tienen aquí poderosos paralelismos y guiños frikis para asomarse a Cáprica. Pero la belleza de la nueva historia debería ser el motivo principal.

La primera Cylon autoconsciente de la Historia es Zoe. Paradójicamente, se trata del personaje humano con más carisma de este arranque, que fallece apenas transcurridos 20 minutos. Hija del científico protagonista, es una avezada adolescente de creencias monoteístas e increíbles conocimientos de informática que ha conseguido crear un avatar virtual que recoge totalmente su personalidad. Tras su fallecimiento, su padre descubrirá este ente virtual y luchará por devolver a su hija al mundo... aunque el único modo posible sea como un modelo experimental, rudimentario y tosco de los robots-soldado en los que trabaja para su empresa, los cylon.

Es un argumento, simplemente, brillante, que sacia con efectividad algunas incógnitas de peso sobre la mitología de su serie madre. Si este piloto no tuviera continuación, seguiría siendo un coherente y magnífico complemento a Galáctica. Pero el caso es que existen 18 episodios más llenos de genio, que empezaremos a disfrutar tras el verano.

Es cierto que no tiene, ni de lejos, la fuerza del excelento comienzo de Galáctica, la miniserie, y que existe cierta dependencia emocional de su progenitora. Sin embargo, el cambio de rumbo en su temática es total. Este piloto sería excelente con independencia de todos los factores mencionados. Hay inteligencia detrás de cada diálogo y premisa, y hay ritmo, ambientación irreprochable y melancólica, algo más oscura que en BSG. Si algo se ha perdido en el camino es la espectacularidad de los efectos visuales, aunque no está muy claro si se trata de una falta de presupuesto o del reto que supone dar vida a situaciones CGI más realistas que en Galáctica. En cualquier caso, sí que es cierto que se le ven las costuras a la animación digital... aunque nada grave (sobretodo para quien haya visto Buffy, Smallville o las películas de Spiderman, por poner tres ejemplos de dirección artística competente pero CGI´s bochornosos).

Recomendación mayúscula incluso para aquellos que, como un servidor, no son especialmente fans de la ciencia ficción. Si los inefables episodios I, II y III de Star Wars trataron de mostrarnos al humano bajo las vestimentas del autómata Darth Vader (y no "como un tío se vuelve malo" como adelantaba el megalómano y tramposo George Lucas) y la caída de una democracia a favor de la seguridad que inspira un Imperio; Cáprica nos muestra, desde el primerísimo capítulo, que la primera tostadora... fue una niña. Talibán, para más inri. Ahí es nada.