lunes, 16 de marzo de 2009

Cuatro y Perdidos: la lucha por recuperar al espectador activo


La emisora de Sogecable se ha hecho con los derechos de una de las ficciones más complejas de los últimos años, Perdidos, en una arriesgada operación que implica recuperar esta popular serie tras su paso por TVE, donde, a pesar de su éxito inicial, el programa se fue hundiendo en una audiencia apenas simbólica, y que no cumplía con la media de su canal temático, la 2. Este fracaso -a priori incomprensible, si se tiene en cuenta que Perdidos se ha convertido en un fenómeno fan sin precedentes en la televisión, y que cuenta con más de una decena de blogs en español enteramente dedicados a su mitología- fue achacado a una política de programación errónea. ¿Realmente fue así? En ese caso, ¿que estrategia seguirá Cuatro?

Cuanto menos, el anuncio parece prometedor, en un inteligente ejercicio de asimilación de lo que Perdidos y, en especial, su creador, J.J. Abrahams, han traído al mundo de la televisión: acertijo, expectación, márketing viral en las propias entrañas de su argumento. Sin anuncio previo ni información posterior, en una franja de máxima audiencia (la pausa publicitaria de House, el programa estrella de la cadena) un rótulo de "Cuatro" rotaba ligeramente hacia un primer plano, emulando el mismo formato de la presentación de Perdidos, dejando al espectador anonadado. No a cualquiera, desde luego: el anuncio era un guiño a los "frikis" del show y un reclamo al neófito. Los blogs y páginas de televisión estallaron desde ese mismo momento y dieron cabida a las especulaciones que inundaron la red apropósito de la misteriosa, inexplicable cortina. Cuatro había logrado su objetivo. Al día siguiente se confirmó la noticia: el canal del Grupo Prisa emitirá la serie desde el inicio y hasta el final.


Programación ejemplar

Esta publicidad, tan escueta, tan aparentemente nimia, no sólo suelta el anzuelo para la audiencia. Además, demuestra la fidelidad con la que se pretende abordar un programa de éxito internacional torpemente tratado en la televisión pública, el cariño puesto en una producción arriesgada y, lo más importante, es una declaración de principios a los fans: Cuatro entiende la serie que tiene entre las manos.

El comunicado de prensa de Cuatro aclara los términos de la "resurreción", prevista de forma ejemplar. Se emitirán en prime time sólo los capítulos de nueva hornada, aunque primero se pasarán las tres primeras temporadas para que cualquier espectador pueda ponerse al día. En segundo lugar, la intención es que esto se haga de forma que, el año que viene, pueda emitirse la última temporada, y que así coincida con su pase a nivel mundial -nótese que esto situaría a la televisión española, por fin, al nivel de otros países europeos, que emiten Perdidos casi de forma simultánea a su emisión norteamericana.

Elena Sánchez, responsable de programación de Cuatro, ha reconocido que la decisión se apoya principalmente en el TARGET de la serie, un público joven pero fiel, extremedamente fiel, al que hay que mimar. Perdidos no es Los Serrano, ni es Aída. Esta serie no pretende llegar al niño y al abuelo. Sus tramas no son fáciles de seguir. Muy al contrario, se trata de una ficción de carácter fuertemente serial, exigente con el espectador, que a las referencias anecdóticas sobre filosofía o literatura se le imponen las de su propia mitología, una mitología de misterio, aventura, terror y ciencia-ficción que ha cautivado a medio mundo. Y ése es el problema, también el de Cuatro.

Perdidos es una serie estrenada en 2004, con más de 100 capítulos emitidos y que ha sabido beber como ninguna otra de su principal fuente de expansión: internet. Se trata de una de esas series que motivaron la huelga de guionistas que tuvo lugar en Hollywood el año pasado: en efecto, los escritores son cada día más conscientes de que el espectador actual -y especialmente el de series como Perdidos- es de todo menos pasivo. El espectador actual no espera un día, una hora, para ver un capítulo con cortes publicitarios. Es capaz de gestionar su entretenimiento cómo ycuando quiere. Precisamente, lo que pedían estos guionistas era percibir parte del beneficio de su trabajo que proviene de internet.

TVE no fue capaz de motivar al espectador pasivo que ve televisión en su casa porque Perdidos no se puede seguir según el modelo tradicional. Del mismo modo, el espectador activo ya había visto todo el material que el canal público podía ofrecerle sobre su serie favorita y no se sentía tentado a revisitarlo en unos horarios intempestivos. ¿Se le habrá pasado el arroz a la televisión española clásica con Perdidos? ¿Existe realmente una programación adecuada para conciliar al espectador activo y el modelo tradicional? ¿Admite Perdidos nuevos espectadores que no hayan sido tentados, a estas alturas, por su adquisición previa, legal o ilegal?

En cualquier caso, Cuatro ha dado un paso adelante en un intento por tratar con respeto y seriedad a un espectador desencantado, que ha recibido de forma entusiasta esta noticia. Namaste y buena suerte.