martes, 19 de mayo de 2009

[Season Finales 4] Comedias que aún hacen reir


Con el fin de no prolongar hasta el infinito los post sobre los finales de temporada que mayo nos ofrece, se antoja imperativo reducir la carga de texto dedicado a cada serie. No consideramos aquí la comedia un género menor, sino todo lo contrario, pero el hecho de haber hablado ya de dos de las apuestas más hilarantes de la programación actual nos permite resumir, en unas líneas concisas de diáfanos argumentos, lo que han aportado este año las siguientes propuestas:

The Office
Actualmente, la apuesta más consolidada de la NBC y una garantía comercial, hasta el punto de que la cadena mareó la perdiz con la posibilidad de un Spin-off que finalmente fue una serie propia (Parks and Recreation, auténtico autoplagio).

The Office es una maravilla: el reparto de secundarios, cada vez más protagónicos, funciona como sólido engranaje en la maquinaria de diálogos brillantes y situaciones delirantes que ocurren en una oficina, por lo demás, impregnada de la gris desidia de cualquier oficina. Esta última temporada ha culminado la evolución iniciada en la 3ª. Finalmente la producción se ha librado del complejo de la versión británica de (el inmenso) Ricky Gervais y ha jugueteado con sus propios principios de ensayo surrealista sobre la monotonía, desviándose hacia tramas -o espejismos de tramas- que desfocalizan el centro dramático y se permiten explorar a los personajes en diversos entornos cómicos y emocionales, aparcada ya la necesaria descripción de pasadas temporadas. Ver a Michael Scott (Steve Carrell) abandonar su trabajo y tratar de rehacer su vida es una auténtica epopeya de proporciones mínimas.

Este nuevo rumbo, que si bien está conduciendo a la serie a territorios más convencionales y manifiestamente menos corrosivos que su propuesta fundacional, mantienen el altísimo nivel de agudeza e ingenio. Sólo así puede explicarse un capítulo "tan poco The Office" y, sin embargo, tan inspirado, como el especial 5x13 Stress Relief, en el que se brinda uno de los apocalipsis más hilarantes que se hayan visto en la pequeña pantalla (del ordenador, en nuestro caso) cuando el inefable Dwigt Scrute decide provocar un incendio para hacer un simulacro lo más práctico posible, y que demuestra que existe un humor propio y genuino, especialmente en su contraposición al desafortunado cameo de Jack Black, que desentona de forma alarmante con el status quo de la serie.

En resumen, una temporada agitada argumentalmente, arriesgada pero también más convencional, aunque todavía enorme en las actuaciones de un reparto brillante en su totalidad, lleno de frescura y que es complemento al increíble trabajo de Steve Carrell (sangrante que no haya recibido un emmy por este papel). La serie está estabilizada, y creativamente en permanente mutación, sin traicionar del todo sus raices, por lo que se espera un retorno prometedor en septiembre.


LA ESCENA

Un monólogo para la Historia: "¿Cual sería mi crimen perfecto? Me cuelo en Tiffany´s a medianoche. ¿Voy a por las joyas? No. Voy a por la lámpara de araña, su valor es incalculable. Una chica me descubre: me dice que me detenga, que es el negocio de su padre. Ella es Tiffany. Yo le digo que no. Hacemos el amor toda la noche. Por la mañana llegan los policías y yo escapo usando uno de sus uniformes. Quedé con ella en reunirnos en México... pero voy a Canadá. No confío en ella. Además, me gusta el frío. 30 años después recibo una postal. Tengo un hijo y es el jefe de policía. Aquí es donde la historia se pone interesante... Contacto con Tifanny y le digo que se reúna conmigo en París, en el Trocadero. Ella me ha estado esperando todo ese tiempo, no ha conocido otro amor. No me importa, ni aparezco. Me voy a Berlin, ahí es donde dejé escondida la lámpara de araña. "




How I met your mother

El flasback más largo de la historia sigue en plena forma, más consciente que nunca de su bien más valioso: el tremendo Neil Patrick Harris, que interpreta al misógino, cínico, pueril y aún así emocional Barney Stinson, una construcción dramática apoyada en los guiones -con altibajos, eso sí- soberbios que juguetean con la narrativa y los saltos en el tiempo, y que dominan la autorreferencia como retroalimentación y creación de iconos reconocibles para su audiencia.

La eterna postergación de la revelación de la identidad de la madre de Ted es un reclamo caprichoso -que no arbitrario- y ya no supone, ni de lejos, el centro neurálgico de la trama. De hecho, en la mejor tradición de sitcom sin complejos, son los personajes enfrentados a pequeñas eventualidades el motor semanal de la historia y los mejores gags siguen siendo, precisamente, los anecdóticos.

¡¡LA ESCENA!! (uno de los grandes gags del año)




The big bang theory

Esta sitcom, mediocre en su factura técnica y carente de toda originalidad en lo narrativo ha ganado soltura en su segunda temporada gracias a la autoconsciencia por parte de los guionistas de sus puntos fuertes: la tensión sexual no resuelta entre Penny (Kaley Cuoco) y Leonard (el limitadísimo actor Johnny Galecki), cesión de algunos momentos de dramedia al actor Simon Helberg -que interpreta al judío Howard- y la omnipresencia de Sheldon Cooper (Jim Parsons) como contrapunto marciano a las tramas, que son cada vez más frikis, como cabía demandar.

Por lo general, el nivel de la serie, ya asentada, ha mejorado enteros gracias a un mayor dominio de los personajes -de descripciones establecidas- y a la brillantez de las líneas de Sheldon, magistralmente interpretado por un secundario a la altura del Niles de Fraiser: un prepotente, antisocial y casi lexitímico personaje encarnado con inteligencia que consigue alzarse por encima del encorsetado contexto de algunos gags.

Lo más interesante de The Big bang theory es su prometedor futuro. A pesar de su falta de pretensiones la serie recoge auténticos hallazgos cómicos en sus referencias a la cultura popular y a la ciencia, a la ficción y el merchandasing (desde la singular pespectiva freak) que son el auténtico encanto de la propuesta. TBBT es un retrato generoso, distanciado y blanco de los nerds, un entretenimiento descerebrado sobre personajes cerebrales, pero sólido y con posibilidades de convertirse en una comedia de referencia.

LA ESCENA